7 ideas para proyectar seguridad y encanto con tu carisma.
Pasa en todos los trabajos: siempre hay alguien que irradia una energía especial. Ya sean compañeros, jefes o colegas, tienen la capacidad de inspirarte y de recargarte de energía cuando estás cerca de ellos.
Estas personas poseen un encanto innato. Su mera presencia logra captar tu atención y cuando entablan conversación, sientes que están totalmente conectados contigo. Su influencia puede transformar tu estado de ánimo en cuestión de instantes.
Son líderes a los que buscamos en el trabajo, con quienes nos gusta colaborar y en quienes depositamos nuestra confianza. Su impacto no reside tanto en sus acciones o palabras, sino en la forma en que nos hacen sentir.
¿Y sabes qué?
Que todos podemos aprender a generar este efecto positivo en los demás.
¿Quieres saber cómo? ¡Sigue leyendo!
Haz que todos quieran seguirte: 7 consejos para aumentar tu carisma
Tal y como acabamos de ver, el carisma es una cualidad invaluable en el ámbito profesional. Aquellos que lo poseen tienen la capacidad de cautivar a quienes los rodean y generar una influencia positiva.
Afortunadamente, el carisma no es un don exclusivo de unos pocos privilegiados, sino una habilidad que se puede desarrollar y potenciar con el tiempo y la práctica.
Aquí te dejo siete consejos que te ayudarán a aumentar tu carisma y destacarte como un líder inspirador y magnético.
- Permite que tu cuerpo hable: tu mente está en escucha
El carisma es una combinación perfecta de calidez y confianza. La conexión entre nuestra mente y nuestro cuerpo es poderosa, y lo que hacemos con nuestro cuerpo puede influir en nuestros pensamientos y emociones. Para sentirte seguro, actúa como si ya lo estuvieras. Lo creas o no, algunos estudios muestran que adoptar una postura más segura repercute en el estado de ánimo.
Por tanto, si te encoges, tu inconsciente te hará sentir más pequeño, pero si te expandes un poco (con una postura más abierta), te notarás más seguro de ti mismo. Antes de enfrentarte a una situación laboral en la que vayas a ser el centro de atención (como una reunión de reporte a tus superiores), busca un momento de privacidad y mantén una postura abierta durante un par de minutos. Verás cómo notas la diferencia.
- Deja tu ego en casa.
Cuando se trata de mantener relaciones cercanas en el trabajo, es importante pedir opiniones. Eso sí: evitando juzgar. Conocer un poco el contexto personal de tus compañeros, equipo o superiores, ayuda a entender su perspectiva sobre las cosas, así que formular preguntas te ayudará a entenderlo. Esto no implica que debas estar de acuerdo con sus respuestas, simplemente te permite entender cómo ha llegado esa persona a esa opinión en particular.
Recuerda: mostrar interés no implica respaldar su punto de vista, sino estar dispuesto a escuchar sin prejuicios. Hazle saber a la persona con la que tengas algún desacuerdo que te gustaría comprender mejor cómo ha llegado hasta esa conclusión: «Me encantaría entenderlo mejor, ¿podrías darme más detalles?».
- Escucha sin estar pensando en tu respuesta.
Una razón por la que las personas no escuchan bien es porque tienden a pensar en lo que responderán mientras su interlocutor habla. Esto dispersa tu atención, y los demás lo notan. Así que lugar de pensar en una respuesta, enfócate en aprender de lo que te cuenta esa persona.
Trabaja la curiosidad en lugar de la preparación. Está demostrado que preguntar a otros por sus cosas nos hace más agradables de forma inmediata. Cuando incitas a las personas a expresarse, es más probable que deseen pasar tiempo contigo, sean más receptivas a tus palabras y reciban tus opiniones con mayor consideración.
- No olvides tu humanidad
Confía en el valor y en potencial de los demás. Haz sentir a la gente con las que interactúas que son importantes y tomadas en cuenta. Las personas que emanan confianza y positividad, pero se consideran superiores al resto, contarán con una influencia y simpatías limitadas. Por lo general, estas personas obtienen influencia manipulando situaciones:
«No tienes por qué respaldarme en la reunión, ni mucho menos. En esta empresa todas las opiniones son importantes. Esperemos que no haya consecuencias graves si no sale adelante la propuesta».
Estas actitudes, cuando se dan entre personas que trabajan juntas día a día, acaban desencadenando conflictos interminables. El choque de egos sólo lleva al desastre, y lo mejor que puedes hacer es evitarlo como si de un volcán en erupción se tratara.
- Deja de buscar tener razón.
Corregir a alguien es un asunto delicado, y si no lo haces con destreza, puede desgastar la relación. Siendo muy posible que tengas razón, ello no implica que la otra persona esté equivocada. Incluso si lo está, si te dedicas a meter el dedo en la llaga, la perderás.
Diversos estudios demuestran que cuando dices algo que va en contra de lo que otra persona cree, por mucha razón que tengas, se activa su respuesta de lucha o huida, que proviene de la parte primitiva, reactiva y de autoconservación del cerebro.
Cuando esto ocurre, las partes del cerebro encargadas de razonar y pensar de forma lógica se apagan y la persona se prepara para la lucha. Si el desencuentro acaba convirtiéndose en una lucha, para que alguien gane, alguien tiene que perder. Pero no te equivoques: aunque se acabe estableciendo que tú tienes razón, al final tú también estarás perdiendo algo, que es la confianza y el respeto de esa persona.
No se trata de ser pasivo, sino de mantener la conexión y lograr que la otra persona se sienta escuchada. Sólo así serás escuchado tú también.
- Empieza y termina con algo positivo
Intenta iniciar tus conversaciones en tono positivo y evita que tus aperturas se centren en el trabajo del día, los objetivos del trimestre, o el desarrollo del proyecto. Aunque es importante abordar estos temas, procura no hacerlo al principio. Mejor espera al momento adecuado. Recuerda: palabras positivas, sentimientos positivos, impacto positivo.
Por otro lado, finaliza la conversación de manera optimista. Cuando las personas reflexionan sobre una experiencia, lo que más tienden a recordar es el final. Por tanto, valoramos de forma más positiva una experiencia (incluso si es desagradable) si consideramos que el cierre es ameno.
Conclusión: al despedirte intenta añadir algo positivo en lugar de decir adiós y marcharte. Puedes expresar algo como: «Me alegra haber hablado contigo», o mejor aún: «Gracias por aclararme la duda. Y por cierto, me encantan tus zapatos».
- Pregunta por los intereses de las personas.
Las personas brillan cuando hablan de lo que les apasiona. Indaga acerca de sus gustos, lo mejor de su fin de semana, sus hobbies o sus hijos. Bríndales la oportunidad de expresarse sobre aquello que les emociona, y la sensación cálida y feliz que experimentan al hablar la asociarán a ti.
BONO: La sonrisa es clave.
Las sonrisas sinceras ayudan a transmitir carisma y liderazgo en entornos laborales. Cuando una persona sonríe, no solo contagia alegría a su alrededor, sino que también proyecta confianza y amabilidad. En un ambiente de trabajo, esto contribuye a fomentar la colaboración y el trabajo en equipo.
Un dato curioso: las personas que sonríen pausadamente son percibidas como más atractivas, confiables y menos dominantes en comparación con quienes sonríen rápidamente. En cualquier caso, al sonreír, asegúrate de involucrar tus ojos. Si tu rostro sonríe pero tus ojos no participan, la gente notará rápidamente tu falta de autenticidad.
El carisma, como el liderazgo, se trabaja.
El carisma es una herramienta poderosa que puede potenciar tu éxito en tu entorno laboral.
Al poner en práctica estos consejos para incrementarlo, podrás impactar positivamente en los demás y motivarlos a seguirte. No olvides la relevancia de la empatía, la autenticidad y la amabilidad para proyectar una imagen atractiva. Cultiva estos comportamientos de manera constante y notarás una mejora significativa en tus relaciones profesionales.
Una vez más, espero que este contenido te haya resultado útil, inspirador, y te ayude en tu camino hacia un liderazgo más consciente.
Nos vemos pronto,
Jovanka Segarra.
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